KT Tunstall dice que lo que más le gusta es tocar en vivo porque es ahí, en el escenario, en el que se siente más creativa y libre. La posibilidad de unirse con el público a través de su música, en un momento irrepetible es el verdadero motor de la carrera de esta cantante y compositora escocesa.
Hoy, en el escenario del Gran Rex, Tunstall tendrá la oportunidad de compartir su entusiasmo con el público argentino. En su primera presentación en nuestro país, la cantante ofrecerá un show en el que repasará los temas de sus discos, que combinan sonidos del folk, el blues, el rock y el pop.
En una entrevista telefónica con LA NACION, Tunstall confesó que no le gusta realmente grabar discos: "Me parece muy científico y clínico y que se puede caer en el mal hábito de pensar que la perfección tiene que ver con la técnica. Para mí, ése es un gran error. La perfección técnica es casi lo opuesto a la perfección creativa, aunque no creo que eso exista porque se puede ser perfecto un día y terrible al siguiente". En cambio, los shows en vivo le encantan, por ser impulsivos e inmediatos. "Son lo único de la música que no podés comprar. Es decir, podes comprar una entrada pero tenés que estar ahí, en ese momento, para ver ese show. Es una experiencia muy etérea", explica.
La pasión de Tunstall por tocar en vivo se entiende mejor tras conocer cómo fueron sus primeros pasos en la música. Desde muy chica, la cantante estudió teatro y a los 15 tuvo una revelación sobre su verdadera vocación mientras realizaba un curso de verano en la Royal Shakespeare Company. "Cuando terminaba el curso, cada uno tenía que hacer un sketch y yo decidí cantar una canción. A todo el mundo pareció gustarle, así que se me ocurrió que podría seguir estando en el escenario sin dejar de ser yo misma y cantar mis canciones en vez de aprenderme lo que escribió otro", cuenta. Un año más tarde, se unió al grupo folk Fence Collective, liderado por King Creosote. "Cuando los conocí, eran muy antiindustria. Yo los seguí en ese sentido y la industria de la música me resultaba muy sospechosa", dice la cantante. A los 27 años, se dio cuenta de que no podía tener la carrera que deseaba sin acercarse a la industria. Entonces, se mudó a Londres, donde se dedicó a hacer pequeños shows y así conoció a los músicos de su banda.
En 2005, se editó el primer disco de la cantante, Eye to the Telescope, cuyo éxito la tomó por sorpresa. "Si hubiera vendido 40 mil copias, me hubiera sorprendido, y haber vendido 40 millones todavía me resulta algo imposible de digerir. Mucha gente me dice: «Debes de haber sentido mucha presión con tu segundo disco», y la verdad es que no, porque no esperaba vender tantos discos en toda mi carrera. Así que, en cierta forma, fue liberador."
Con este inesperado éxito y sus primeras giras, Tunstall tuvo que acostumbrarse a su nuevo estatus de artista reconocida. "Te sentís como si fueras una serpiente y tenés que salir de tu antigua piel. Durante el primer año de gira, tomaba mucho y me sentía muy mal. Era muy amargo pensar que no iba a poder ir nunca más a un restaurante y tocar en un rincón. Pero creo que me adapté muy rápido porque la verdad es que es buenísimo. Es mágico y muy intenso, y yo realmente disfruto de la intensidad."
Después de grabar un disco acústico, la cantante presentó Drastic Fantastic, el cual considera que tiene una influencia más fuerte del rock contemporáneo. "Cuando estaba haciendo mi primer disco, escuchaba más blues: Carole King, Bo Didley... Cuando estaba haciendo el segundo, escuchaba a los White Stripes, The Killers, etcétera, que tienen cierta influencia de Joy Division", explica.
Así como invoca ciertas influencias en su música, Tunstall también tiene la mirada puesta en ciertos artistas cuyas carreras admira: "Patti Smith, Chrissy Hynde, Bonnie Raitt, Neil Young y Bob Dylan tienen una base de fanáticos muy fuerte y pueden pasarse toda su vida de gira". Con ellos en mente, su guitarra en las manos y su banda detrás, Tunstall quiere seguir cumpliendo su sueño de subirse al escenario y compartir su música con el mundo.
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